Después de explorar la ironía de la idolatría en el capítulo 45 en torno a la cuestión de moldear y formar, el profeta vuelve a dirigir su potencia de fuego sarcástico contra los idólatras en el capítulo 46. Esta vez su sarcasmo se dirige a los fabricantes de ídolos mediante las metáforas de levantar y llevar. Detrás de cada una de las dos imágenes se esconde, por un lado, el cansancio de fabricar y adorar a los propios dioses y, por otro, la incansable tarea de YHVH de levantar y sostener a sus hijas e hijos.
A continuación cito el breve capítulo en su totalidad. Se supone que quien habla es YHVH. He intentado destacar en cursiva las referencias del capítulo a la fatigosa carga que agotan a los idólatras, a los ídolos e incluso a los dioses que esos ídolos pretenden representar. Los términos “inclinarse” y “encorvarse” se entienden mejor como el colapso de las personas sometidas a una marcha forzada. El agotamiento se extiende a los desafortunados animales que están condenados a sostener pesados ídolos, aunque en la más amplia ironía isaística estas inocentes bestias de carga son más perspicaces que los necios judíos.
Por otra parte, he resaltado con negrita las referencias que denotan o aluden a que YHVH levanta y lleva a su pueblo. Obsérvese que incluso la cláusula “y salvará” al final del segundo párrafo citado debe leerse como una referencia a levantar y llevar porque el verbo (מלט) es la misma palabra que se usa en el primer párrafo “no pueden salvar la carga” (לא יכלו מלט משא) en lugar del lenguaje bíblico más convencional de salvación.
Se ha postrado Bel, se derrumba Nebo; sus imágenes son puestas sobre bestias, sobre animales de carga. Vuestros fardos son pesados, una carga para la bestia fatigada. Se derrumbaron, a una se han postrado; no pudieron salvar la carga, sino que ellos mismos han ido en cautividad.
Escuchadme, casa de Jacob, y todo el remanente de la casa de Israel, los que habéis sido llevados por mí desde el vientre, cargados desde la matriz. Aun hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, y hasta vuestros años avanzados, yo os sostendré. Yo lo he hecho, y yo os cargaré; yo os sostendré, y yo os libraré. ¿A quién me asemejaréis, me igualaréis o me compararéis para que seamos semejantes? Los que derrochan el oro de la bolsa y pesan la plata en la balanza pagan a un orfebre para que haga un dios de ello; se postran y lo adoran. Lo levantan en hombros y lo llevan; lo colocan en su lugar y allí se está. No se mueve de su lugar. Aunque alguno clame a él, no responde, de su angustia no lo libra.Acordaos de esto, y estad confiados; ponedlo en vuestro corazón, transgresores. Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: «Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré». Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de mi propósito. En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.
Escuchadme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia. Yo acerco mi justicia, no está lejos; y mi salvación no tardará. Pondré salvación en Sión, y para Israel será mi gloria.
Isaías 46.1-13 (LBLA)
El profeta presenta a Judá un mundo en el que la insensatez y la sabiduría representan una elección de llevar o ser llevado. Adorar lo que uno ha creado no da poder, se nos dice. Al contrario, quita la vida a todos y a todo. Es sencillamente agotador. Encontrarse envuelto en el propósito redentor de YHVH, por otro lado, se asemeja a la experiencia de ser elevado y llevado a un destino que merece la pena, en lugar de ser llevado al exilio.
Uno piensa aquí en la famosa afirmación de Jesús en el undécimo capítulo del evangelio de Mateo.
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.
Mateo 11:28-30 (LBLA)
Aunque no conozco pruebas convincentes de que Jesús aludiera deliberadamente a Isaías 46, la retórica es sorprendentemente similar tanto en la intención como en los medios.
En Isaías, el sarcasmo profético despliega violencia emocional para aclarar las consecuencias de la piedad idólatra frente a la confianza en YHVH. En Mateo, Jesús invita a abandonar la fatigosa labor y a encontrar descanso bajo -irónicamente- una “carga” de discipulado que él hace descansar ligeramente sobre los hombros humanos.
Como tantas otras cosas, ni la religión ni el trabajo ni el descanso son necesariamente lo que parecen a primera vista.