Los salmos bíblicos hablan con claridad sobre el hecho de que alabamos motivados por un conocimiento parcial.
Uno no puede conocer a YHVH exhaustivamente, nos enseñan. Paradójicamente, la alabanza parece más dinámica precisamente cuando el salmista llega al límite de su propia capacidad para conocer a YHVH. No es que la alabanza habite en el vacío insondable del misterio. Uno no se lanza al gran vacío, allí para alabar. Más bien, uno conoce a YHVH verdaderamente por medio del observar sus caminos en la creación, redención e instrucción, entonces con el tiempo uno se da cuenta de que las virtudes de YHVH superan tanto el conocimiento como la articulación.
Uno comienza con lo que uno conoce de YHVH y alaba con eso.
Salmo 145:3 (LBLA)
Grande es el Señor, y digno de ser alabado en gran manera;
y su grandeza es inescrutable.
Una generación alabará tus obras a otra generación,
y anunciará tus hechos poderosos.
El salmo ciento cuarenta y cinco, como muchos otros, yuxtapone la inescrutabilidad de YHVH, por un lado, y la declaración directa de que el paso normal del legado de una generación a otra incluirá la convocación para conocer los actos de YHVH, por otro.
No existe ninguna contradicción sin sentido en esto. Por el contrario, YHVH llama la atención a las mentes de los individuos, comunidades y generaciones. Sin embargo, los que conocen a YHVH se recuerdan a sí mismos cuán poco de él saben.
La alabanza es suficiente para aquellos que conocen a YHVH. Pero nunca es exhaustiva.
‘La verdadera religión’, por tomar prestada una frase del Nuevo Testamento al hablar del Antiguo, no supone que el Alto y Santo no sea conocible. De esa forma se encuentra la espiritualidad sin sentido capaz de enervar, aburrir y fascinar por partes iguales.
Tampoco supone que lo conozca exhaustivamente. Ahí está la idolatría proteica.
Los salmos nos instan a la alabanza que es suficiente para que podamos conocer a un Dios que se revela a sí mismo. Alaba sus obras y con mucha expectativa espera más.
Sin embargo, eleva las manos abiertas hacia su cielo en lugar de crear imágenes de él con dedos controladores y agarradores.