Feeds:
Posts
Comments

Posts Tagged ‘Éxodo 25’

La profunda inscripción del lenguaje bíblico en nuestra cultura se vislumbra en una expresión de satisfacción tal como ‘¡Pensé que había muerto y me había ido al cielo!’.

Incluso cuando lo dice una persona no religiosa, como suele ser el caso, evidencia la familiaridad con la idea de que otra esfera de la vida es mejor que ésta, aunque reconocible en términos de nuestra experiencia ‘aquí abajo’.

Las culturas premodernas casi siempre creían que su vida compartida reflejaba de alguna manera un modelo cósmico o celestial. Esto, de hecho, era la justificación de ‘cómo son las cosas’ y la fuente de restricción del comportamiento individual en beneficio de un bien común. 

El rechazo de la cultura moderna a esta noción en favor de una autonomía del yo no gobernada por compromisos externos es quizá lo más parecido a un novum en la historia de la humanidad que se pueda descubrir. Algunos han llamado ‘anticultura’ a la ansiedad que prevalece tras esta opción del individuo en toda la sociedad -o así se alega-.

La compleja instrucción para la construcción de un arca en el resplandor de la recepción de la ley por parte de Moisés en el Sinaí es un ejemplo de esta convicción, aunque ha extendido su influencia mucho más allá de la particularidad de un pueblo y ha dado forma al territorio común de las culturas y subculturas del hombre.

Aunque es fácil hojear este material como un manual de campo para una profesión extraña y sin interés, el lector que lo haga se perdería un pilar central de la convicción bíblica: que Dios ha bajado, bajará o bajó una vez a vivir con su pueblo.

El tabernáculo y sus accesorios deben construirse según un plano celestial precisamente porque son una proyección en la tierra y en la sociedad discutidora e inconstante de un grupo de esclavos hebreos. Según el texto del Éxodo, Dios pretende ‘vivir con nosotros’. La arquitectura cultual de estas páginas pretende asegurarle un entorno en el que pueda permanecer, ya que el temor de Israel es tal, al mismo tiempo, que se acerca demasiado y que se aleja del todo.

Estas instrucciones sobre las medidas y los ángulos del mobiliario del templo complementan la arquitectura moral de un pueblo que ahora se encuentra convocado sin invitación a una compañía potencialmente letal con la enigmática deidad del Sinaí.

Los hebreos de Moisés no sólo deben aceptar las líneas, los ángulos, los límites y los esfuerzos que YHVH ha declarado sobre ellos en su elección prácticamente unilateral de llamarlos por su nombre. También deben consultarle, apaciguarle y agradecerle con el cuidado que normalmente se reserva para el manejo de armas nucleares en el muelle de un barco que se tambalea.

¿Quién es este YHVH, y puede realmente vivir con la gente de aquí abajo sin saturar sus vidas con una ansiedad interminable o acabar con ellas mediante una muerte repentina?

Advertisement

Read Full Post »