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Posts Tagged ‘Isaías’

En el capítulo nueve, el profeta denuncia el orgullo de Jacob/Israel. Al hacerlo, afirma dos componentes comunes del discurso profético e invierte otro.

Pero el pueblo no ha vuelto a Aquel que los hirió, no han buscado al Señor de los ejércitos.

El Señor, pues, corta de Israel la cabeza y la cola, la hoja de palmera y el junco en un mismo día. El anciano y venerable es la cabeza, y el profeta que enseña la mentira, es la cola. Porque los que guían a este pueblo lo extravían; y los guiados por ellos son confundidos. 

Por eso no se complace el Señor en sus jóvenes, ni se compadece de sus huérfanos ni de sus viudas; porque todos ellos son impíos y malhechores, y toda boca habla necedades. Con todo eso no se aparta su ira, y aún está su mano extendida.

Isaías 9.13-17 (LBLA, cursivas añadidas)

Veamos primero los puntos en común que se afirman aquí. En primer lugar, el oráculo despliega el patrón frecuente en el que YHVH golpea y sana, o tal vez golpea para sanar. Aquí este tropo frecuente se interrumpe pero no se aborta. El contexto más amplio de la Visión Isaística nos asegura que Jacob/Israel -o una parte de la nación- se preparó para la parte curativa del compromiso de YHVH con su pueblo. En este oráculo, sin embargo, sólo tenemos una advertencia de que esto todavía no ha ocurrido.

En segundo lugar, el mencionado fracaso de YHVH se consolida con lo que sólo puede describirse como un estribillo en los primeros capítulos del libro:

Con todo eso no se aparta su ira, y aún está su mano extendida.

Isaías 9.17 (LBLA)

En lo que respecta a estos dos componentes del oráculo, el pasaje es continuo y no discontinuo con su entorno.

Sin embargo, el contenido del versículo 17 (versículo 16 en el texto hebreo) justo antes de este estribillo modifica ligeramente y luego invierte bastante radicalmente una preocupación profética común:

Por eso no se complace el Señor en sus jóvenes, ni se compadece de sus huérfanos ni de sus viudas; porque todos ellos son impíos y malhechores, y toda boca habla necedades. 

Isaías 9.17 (LBLA)

Isaías y sus homólogos proféticos definen con frecuencia a las víctimas más vulnerables y, por tanto, las primeras afectadas por la injusticia, como los pobres, los huérfanos y las viudas. Aquí, estos dos últimos -los huérfanos (יתומים) y las viudas (אלמנות)- hacen su habitual aparición como los que reciben más misericordia. ‘Los jóvenes’ (בחוריו) aparecen donde cabría esperar ‘los pobres’, aunque hay que admitir que son objeto de un verbo diferente (לא ישמח, no se regocijará sobre; LBLA sigue el לא יחמול de 1QIsa/a [El Gran Rollo de Isaías], ni se compadece de).

La inversión radical, que se produce con algo de mordacidad profética, es que no son los injustos los que se mostrarán duros de corazón ante la difícil situación de los jóvenes, las viudas y los huérfanos de Israel. Es el propio YHVH, el exaltado en este libro precisamente por su justicia, rectitud y compasión.

El texto proporciona una justificación para su asombrosa declaración:


…porque todos ellos son impíos y malhechores, y toda boca habla necedades. 

Isaías 9.17 (LBLA)

No es éste el único momento en que la Visión de Isaías presenta una ‘obra extraña’ de YHVH, a la que parece haber sido empujado por el exasperante comportamiento de su pueblo, pero que no brota de su naturaleza.

Porque el Señor se levantará como en el monte Perazim, se enojará como en el valle de Gabaón, para hacer su tarea, su extraña tarea, y para hacer su obra, su extraordinaria obra.Y ahora, no continuéis como escarnecedores, no sea que se hagan más fuertes vuestros grillos, pues de parte del Señor, Dios de los ejércitos, he oído de una destrucción decretada sobre la tierra.


Isaías 28:21-22 (LBLA)

También leemos que YHVH es el autor de la oscuridad, el infortunio y la calamidad (véanse 31:2, 42:23, 45:7, 50:3, 54:16). Sin embargo, el pasaje que nos ocupa no es menos chocante por la compañía de sus amigos. 

YHVH, en la visión isaística, se vuelve oscuro. Se vuelve impasible ante la difícil situación de la víctima, colaborador de la injusticia profundamente arraigada que es a la vez causa y consecuencia de los oídos sordos y los ojos ciegos de Israel.

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Uno de los motivos dominantes del juicio de Israel en el libro llamado Isaías es la tala del poderoso árbol que es Jacob/Israel. De hecho, esta noción aparece en la Visión Generadora del profeta en Isaías 6.13. Allí, la restauración se insinúa -discutiblemente- en la cláusula final, donde ‘la semilla santa’ y ‘su tronco’ parecen referirse a un remanente del pueblo que finalmente será restaurado.

Pero aún quedará una décima parte en ella, y esta volverá a ser consumida como el roble o la encina, cuyo tronco permanece cuando es cortado: la simiente santa será su tronco.

 Isaías 6:13, LBLA

El conmovedor oráculo de la regeneración que aparece en el cuarto capítulo del libro hace algo bastante parecido.

Aquel día el Renuevo del Señor será hermoso y lleno de gloria, y el fruto de la tierra será el orgullo y adorno de los sobrevivientes de Israel. 

Isaías 4:2, LBLA

De un modo que anticipa varios motivos de restauración de este libro, el ‘fruto de la tierra’ y muy posiblemente ‘el renuevo del Señor… y el fruto de la tierra’ se contraponen a ‘los supervivientes de Israel’. Las imágenes no son, en apariencia, iguales.

Existe una interpretación diferente de la sintaxis y el vocabulario que elimina esta ambigüedad, reflejada ya en la Septuaginta y tan recientemente como la traducción inglesa de la Biblia hebrea de la Jewish Publication Society:

Τῇ δὲ ἡμέρᾳ ἐκείνῃ ἐπιλάμψει ὁ θεὸς ἐν βουλῇ μετὰ δόξης ἐπὶ τῆς γῆς τοῦ ὑψῶσαι καὶ δοξάσαι τὸ καταλειφθὲν τοῦ Ισραηλ…

Isaías 4:2, LXX

But on that day God will gloriously shine on the earth with counsel, to uplift and glorify what remains of Israel.

Isaías 4:2 , New English Translation of the Septuagint)

In that day, The radiance of the LORD Will lend beauty and glory, And the splendor of the land [Will give] dignity and majesty, To the survivors of Israel.

Isaías 4:1, Jewish Publication Society

Probablemente sería inexacto calificar esta tradición interpretativa de antimesiánica. Más bien, representa una lectura no mesiánica de un texto que choca con la tradición masorética. El Tárgum Jonatán es una voz temprana que lee el texto mesiánicamente de un modo que refleja el camino seguido por la mayoría de las traducciones de Isaías a las lenguas modernas, incluido el inglés.

In that time the Messiah of the Lord will be for joy and for glory, and those who perform the Law for pride and for praise to the survivors of Israel.

Isaías 4:2, The Aramaic Bible

A nuestros efectos, es importante señalar que la presentación masorética de 4.2 contempla una doble presencia en la tierra habitada por el Israel restaurado, que tal vez prefigura la presencia del siervo intensamente personificado frente a una población remanente restaurada en el cuarto Cántico del Siervo en 52.13-53.12. En cada caso, el pueblo está allí junto a otra presencia que sigue siendo enigmática y que es en ocasiones colectiva y en otras una entidad singular, pero siempre profundamente unida al pueblo.

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La visión de Visiones de Isaías (2.1-5) es compartida por el libro de Miqueas en su cuarto capítulo. Se discute mucho si uno tomó prestado del otro o si ambos sacaron sus aguas visionarias de un pozo común. En el libro llamado Isaías, este breve atisbo de un futuro imaginado proféticamente se convierte en el pilar profundamente impulsado de toda la aventura. Es la propia Visión de Visiones de Isaías. 

Ambas ediciones, la de Miqueas y la de Isaías, hablan de forma idéntica de la animada conversación de las naciones mientras fluyen en su curso fluvial hasta la recién elevada Sión. Un rasgo del intercambio parece confirmar la impresión más amplia de que en Isaías la salvación es de los judíos y para las naciones.

Me refiero a la combinación del verbo ירה (enseñar) con la preposición מן (convencionalmente, de) que media la relación del verbo con su objeto directo דרכיו (sus caminos). En ningún otro lugar de la Biblia hebrea, fuera de la visión compartida de Miqueas e Isaías, aparece esta construcción.

En mi opinión, la preposición se entiende mejor como מן partitivo, una forma establecida de comunicar ‘parte de’, ‘algo de’ o ‘una porción de’. Si aplicamos lo que sabemos de la expresión a su aparición en la Visión de Visiones de Isaías (y, por supuesto, a la versión de Miqueas de ésta), el versículo dos viene a decir lo siguiente:

Vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; para que nos enseñe algunos de sus caminos, y andemos en sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor. (NBLH, modificado)

No hay nada en el entusiasmo de las naciones que sugiera un apetito limitado por la instrucción de YHVH. Más bien, el límite parece aplicarse a sus expectativas

En el mundo trastornado que vislumbra el profeta, los extranjeros afluyen a la humilde Sión, ahora elevada por encima de la inmensidad de la topografía del mundo, hambrientos y sedientos de justicia, como podría haberlos descrito un profeta posterior. Sin embargo, ni siquiera ellos pueden imaginar que el Dios de Jacob pueda saciar toda su sed, que pueda ofrecer un banquete completo a los recién llegados.

Así que, en una lectura del texto que me parece totalmente defendible, ellos aseguran sus apuestas. 

…para que nos enseñe algunos de sus caminos…

Uno casi se imagina que esperan que quizá se nos permita comer algunas migajas sabrosas.¡Qué poco saben!

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Isaías 60 debe figurar en la lista de los textos más poderosamente líricos de este largo libro. La visión de este capítulo sobre la restauración de Sión es de una belleza sobrecogedora.

En el transcurso, recoge los componentes de la visión polifacética del libro sobre ‘las naciones’ y su destino y presenta una imagen compuesta -un lector esperanzado podría atreverse a decir coherente– que no es reductiva y, por tanto, exige una lectura paciente en lugar de desdeñosa o una reconstrucción radical.

En los párrafos que siguen, intento enumerar las alusiones pertinentes a esas naciones y abreviar la naturaleza de la luz que cada una arroja sobre lo que estoy persuadido es realmente una presentación coherente, aunque compleja.

En primer lugar, la Sión restaurada está brillantemente iluminada. En cambio, las naciones viven en la oscuridad, pero son atraídas (והלכו, vendrán).

Levántate , resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti. 

Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra y densa oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el Señor, y sobre ti aparecerá su gloria.

Y acudirán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.

Isaías 60.1-3 (LBLA)

En segundo lugar, las naciones ejercen una importante agencia en el transporte de los hijos e hijas de Sión de vuelta a su ciudad materna. La riqueza de las naciones las acompaña hasta Sión. Sus animales (camellos, crías de camello, rebaños, carneros) realizan acciones extrañamente antropomórficas: ‘proclaman la alabanza del Señor’ y ‘te sirven”’. A pesar de su procedencia extranjera de naciones cercanas y lejanas, esos animales también se hacen aceptables en el altar de YHVH de una manera que parece conectar con la glorificación de YHVH de su ‘casa’.

Levanta tus ojos en derredor y mira: todos se reúnen, vienen a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.

Entonces lo verás y resplandecerás, y se estremecerá y se regocijará tu corazón, porque vendrá sobre ti la abundancia del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti.

Una multitud de camellos te cubrirá, camellos jóvenes de Madián y de Efa; todos los de Sabá vendrán,
traerán oro e incienso, y traerán buenas nuevas de las alabanzas del Señor.

Todos los rebaños de Cedar serán reunidos para ti, los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio; subirán como ofrenda agradable sobre mi altar, y yo glorificaré la casa de mi gloria.

Isaías 60.4-7 (LBLA)

La larga sección que va del versículo 8 al 16 presenta la imagen más variada del lote. Es probable que la expresión ‘las costas me esperarán… para traer…’ indique una postura de anticipación voluntaria. Se describe a los no judíos en sus funciones complementarias de transporte, construcción y enriquecimiento urbano. Como contrapunto a la anticipación antes mencionada, parece producirse una aceptación menos que completa de las nuevas realidades por parte de las naciones. Por ejemplo, ‘sus reyes llevados en procesión’, una imagen de conquista militar bajo casi cualquier prisma. Además, ‘la nación y el reino que no te sirvan perecerán; esas naciones serán ciertamente destruidas’. Y luego, ‘los hijos de los que te afligieron vendrán a ti humillados, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban y te llamarán Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel’.

Esta última y compleja imagen denota claramente subyugación. ¿Sugiere también la conversión de una perspectiva a otra que es totalmente nueva y quizá no el producto de una persuasión repentina? Yo sospecho que sí.

Por último, una metáfora maternofilial merece un examen particular: ‘Y mamarás la leche de las naciones, al pecho de los reyes mamarás’. A riesgo de insistir demasiado en la metáfora, parece, a la luz de otras imágenes maternas bastante positivas de este libro, que la madre lactante que es ‘naciones’ y ‘reyes’ ejecuta sus labores maternas con la ternura e incluso la plenitud que tan a menudo son propias de la experiencia.

El pasaje completo dice lo siguiente:

¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?

Ciertamente las costas me esperarán, y las naves de Tarsis vendrán primero, para traer a tus hijos de lejos, y su plata y su oro con ellos, por el nombre del Señor tu Dios, y por el Santo de Israel que Él te ha glorificado.

Extranjeros edificarán tus murallas, y sus reyes te servirán; porque en mi furor te herí, pero en mi benevolencia he tenido compasión de ti.
Tus puertas estarán abiertas de continuo; ni de día ni de noche se cerrarán, para que te traigan las riquezas de las naciones, con sus reyes llevados en procesión.

Porque la nación y el reino que no te sirvan, perecerán, y esas naciones serán ciertamente destruidas.

La gloria del Líbano vendrá a ti, el ciprés, el olmo y el boj a una, para hermosear el lugar de mi santuario; y yo haré glorioso el lugar de mis pies.

Vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel.

Por cuanto tú estabas abandonada y aborrecida, sin que nadie pasara por ti, haré de ti gloria eterna, gozo de generación en generación.

Y mamarás la leche de las naciones, al pecho de los reyes mamarás; entonces sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Jacob.

Isaías 60:8-16 (LBLA)

¿Cómo asimila uno la amplitud de expresiones relativas a naciones y reyes que se recogen en este único capítulo?

Una interpretación que esté en consonancia con el panorama más amplio de la Visión de Isaías sobre el destino de los pueblos y que, al mismo tiempo, realice una lectura atenta del capítulo sesenta, parecería producir la siguiente conclusión: La restauración de Sión invertirá las relaciones históricas de poder que han exaltado a algunas naciones sobre Israel/Jacob. Algunas naciones darán la bienvenida a esta revolución. Otras la rechazarán. La preponderancia de la expresión se dirige al primer grupo y sugiere que asumirán su nuevo papel respecto a Sión con cierta combinación de anticipación, cumplimiento y ternura. Esta visión está en consonancia con la Visión de Visiones de Isaías 2.1-5, aunque su imaginario representa una expresión alternativa de esa sucinta descripción del futuro imaginado por el profeta.

Isaías 60 es, por tanto, una declaración esperanzada para todos los pueblos, excepto para aquellos (¿pocos?) que se resistan decididamente al propósito divino que propone.

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Si de hecho el primer capítulo del libro llamado Isaías es una convocatoria preliminar a la lectura atenta, entonces el libro mismo comienza en 2.1, como se ha argumentado en otra parte. Además, si el capítulo 1 es ese tipo de convocatoria a la lectura atenta, entonces deberíamos esperar ataques a lo largo de todo el libro contra cierto tipo de piedad.

¿Qué otra conclusión podría sacarse de este salvaje envilecimiento de la liturgia de los manchados de sangre en el primer capítulo del libro?

Oíd la palabra del Señor, gobernantes de Sodoma; escuchad la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: 

¿Qué es para mí la abundancia de vuestros sacrificios? —dice el Señor. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de ganado cebado; y la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace.
Cuando venís a presentaros delante de mí, ¿quién demanda esto de vosotros, de que pisoteéis mis atrios? No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne!
Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma; se han vuelto una carga para mí, estoy cansado de soportarlas.

Y cuando extendáis vuestras manos, esconderé mis ojos de vosotros; sí, aunque multipliquéis las oraciones, no escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre.

Isaías 1.10-15 (NBLA)

Sin embargo, incluso en este caso, el texto ofrece un camino para sanar la brecha. Implica un giro consciente y decidido hacia el tipo de justicia práctica que limpia la mano ensangrentada.

Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda.

Isaías 1.16-17 (LBLA)

A la luz de todo el contexto, esta denuncia profética no es probablemente un rechazo total del culto en favor de la ética. De hecho, la liturgia brevemente esbozada aquí no parece ser formalmente aberrante. Lo que se critica más bien es la ética contradictoria de sus practicantes.

El matiz es instructivo, sobre todo cuando nos encontramos con una deconstrucción similar de la liturgia en el capítulo 58. Es necesario tener en cuenta la totalidad de los doce primeros versículos del capítulo, incluido el sarcasmo dirigido a la aparente piedad del pueblo.

Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, declara a mi pueblo su transgresión
y a la casa de Jacob sus pecados.

Con todo me buscan día tras día y se deleitan en conocer mis caminos, como nación que hubiera hecho justicia, y no hubiera abandonado la ley de su Dios. Me piden juicios justos, se deleitan en la cercanía de Dios.

Dicen: «¿Por qué hemos ayunado, y tú no lo ves? ¿Por qué nos hemos humillado, y tú no haces caso?».
He aquí, en el día de vuestro ayuno buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores.

He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No ayunéis como hoy,  para que se oiga en lo alto vuestra voz.

¿Es ese el ayuno que yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso para que incline su cabeza como un junco, y para que se acueste en cilicio y ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día acepto al Señor?

¿No es este el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las coyundas del yugo,
dejar ir libres a los oprimidos, y romper todo yugo?
¿No es para que partas tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante?
Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del Señor será tu retaguardia. 

Entonces invocarás, y el Señor responderá; clamarás, y Él dirá: «Heme aquí». 

Si quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad,y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseodel afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.
Y el Señor te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan.

Y los tuyos reedificarán las ruinas antiguas; levantarás los cimientos de generaciones pasadas, y te llamarán reparador de brechas, restaurador de calles donde habitar.

Isaías 58.1-12 (LBLA)

Al igual que ocurre con el discurso de Isaías 1 -representativo, en mi opinión, de toda la Visión de Isaías-, es posible leer la primera entrega de este alegato profético contra la liturgia como un rechazo del culto en sí mismo y una opción por una ética compensatoria que no tiene cabida para la religión formal y promulgada. Por tentadora que sea esta opción, los versículos finales del oráculo la desmienten.

Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del Señor, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos,  ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos,entonces te deleitarás en el Señor, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca del Señor ha hablado.

Isaías 58.13-14 (LBLA)

Claramente, las palabras finales de este oráculo se centran en ‘el Sabbat’ (לשבת ,משבת) y ‘mi día santo’/’el día santo del Señor’ (לקדש יהוה ,ביום קדשי). Se podría argumentar que el Sabbat se ha reconfigurado por completo aquí en términos de las actividades de justicia de la primera parte del oráculo. Sin embargo, el énfasis en el cese de ciertas actividades – ‘no siguiendo tus caminos,  ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos’- hace improbable una valoración tan radical.

Más bien, las jeremiadas antilitúrgicas de los capítulos 1 y 58 parecen conservar un lugar estimable para el culto. Sin embargo, rodean ese espacio sagrado con una exigencia profundamente ética que espera de los adoradores de YHVH la misma משפט y צדקה que la Visión de Isaías insiste en que están entre las cualidades más destacadas del Dios de Jacob.

Entonces trae esos sacrificios. Entonces levanta estas manos en oración.

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En la crítica clásica de Isaías, la tercera sección del libro comienza con el capítulo 56. Denominada Trito-Isaías -el “Tercer Isaías”-, la sección se asigna al periodo de dominación persa. De hecho, los capítulos 56-66 parecen tener mucho que decir sobre las circunstancias y la decepción asociadas con el regreso de los exiliados a Jerusalén y la lucha por establecer una comunidad judía en la tierra que se habían visto obligados a abandonar dos generaciones antes.

El debate tiene mucho que decir por sí mismo, aunque las últimas décadas no han sido propicias a la disección demasiado prolija de libros como éste. En cualquier caso, el capítulo 56 se precipita hacia uno de los pasajes exclamativos más líricos del libro, que es muy bien acogido por los lectores modernos y posmodernos con nuestro apetito por el abrazo más amplio posible. En efecto, extranjeros y eunucos son bienvenidos a una sólida inclusión en la liturgia y en la identidad de Israel sobre la base de su actitud hacia YHVH más que por su ascendencia o su anatomía.

Tan fuerte es la atracción magnética de tal invitación que el lector salta por encima de los dos primeros versículos del capítulo como si tuvieran poco o nada que añadir de entrada. Sin embargo, algo tienen.

Los versículos 1-2 encarnan la delicada secuencia que podríamos llamar ética antes de la teofanía.

Así dice el Señor: Preservad el derecho y haced justicia, porque mi salvación está por llegar y mi justicia para ser revelada.

Cuán bienaventurado es el hombre que hace esto, y el hijo del hombre que a ello se aferra; que guarda el día de reposo sin profanarlo, y guarda su mano de hacer mal alguno.


Isaías 56:1-2 (LBLA, énfasis agregado)

La secuencia que exhorta a los creyentes a actuar ahora de una determinada manera porque la deidad actuará pronto de un modo correspondiente forma parte integrante de la ética bíblica. La oración más familiar que se encuentra en labios cristianos la convierte en palabras dirigidas al propio Dios:

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.

Mateo 6.10 (LBLA)

Aunque el versículo citado se refiere explícitamente sólo a la actividad divina, el contexto de la oración -con su referencia a la necesidad humana y al asunto muy de este mundo de perdonar a otros las ofensas que han cometido contra nosotros- alude al asunto del comportamiento humano en un mundo en el que el gobierno de Dios aún no se ha establecido completamente.

Desde este punto de vista, Isaías 56:1-2 difícilmente hace una contribución única al asunto que nos ocupa. Pero su voz sí se hace oír, sobre todo en la tercera sección del libro, en la que cualidades como משפט (justicia) y צדקה (LBLA: derecho), típicamente representativas de la acción divina, se convierten en exhortaciones hacia un comportamiento humano adecuado.

Este pequeño oráculo no es complejo. Ofrece una cláusula explicativa directa que aclara por qué se ordenan משפט y צדקה: 

porque mi salvación está por llegar y mi justicia para ser revelada.
כי־קרובה ישועתי לבוא וצדקתי להגלות

En la tradición anglosajona de las ediciones bíblicas, la traducción en la NRSV de צדקה como what is right en la primera línea de 56:1 cuando se refiere a la conducta humana y como my deliverance en la segunda línea cuando se trata de la obra de YHVH paralela a su ‘salvación’ ejemplifica la dificultad a la que se enfrentan los traductores cuando la misma palabra representa la actividad humana y divina apropiadas. Podría decirse que los traductores de la NRSV habrían estado mejor servidos -y nosotros con ellos- si hubieran permitido que la continuidad quedara clara en inglés. La versión titulada English Standard Version lo consigue sin excesiva rigidez:

Thus says the LORD: ‘Keep justice, and do righteousness, for soon my salvation will come, and my righteousness be revealed.’

Isaías 56.1 (ESV, énfasis agregado)

Los mismos retos y las mismas dificultades se manifiestan a lo largo de nuestras ediciones castellanas de la Biblia. En cualquier caso, aquí se exhorta a Israel a hacer un trabajo como el de YHVH porque pronto lo hará innegablemente por su cuenta. El amplio alcance de los versículos siguientes debe leerse, sin duda, en el espíritu de esta colaboración divino-humana.

‘Haced esto ahora’, dice el llamamiento profético a la ética en un momento crítico, ‘porque YHVH pronto estará sobre nosotros, y es lo que hará cuando venga.’

Ética antes de la teofanía.

Rectitud ahora mientras se pueda. Pronto una justicia mayor.

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El espléndido oráculo de redención que constituye el capítulo 52 del libro comienza con una serie de imperativos dirigidos a Sión/Jerusalén. Juntos forman una imagen completa de su antigua degradación, así como de una nueva identidad gloriosa. Devuelven la capacidad de actuar a la ciudad oprimida y personificada. Sión se convierte en un actor y no en un mero objeto. 

Despierta, despierta, vístete de tu poder, oh Sión; vístete de tus ropajes hermosos, oh Jerusalén, ciudad santa. Porque el incircunciso y el inmundo no volverán a entrar en ti. 

Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén; líbrate de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión.

Isaías 52.1-2 (LBLA)

La retórica de la exhortación merece especial atención. 

En primer lugar, comienza con el doble imperativo cognado que caracteriza la segunda mitad del libro desde el momento en que se anuncia en las primeras palabras de Isaías 40.1:

Consolad, consolad a mi pueblo —dice vuestro Dios.
נחמו נחמו עמי, יאמר אלהיכם
Isaías 40.1 (LBLA)

A continuación, el pasaje atrae la intención del lector hacia su dirección intensamente vocativa al destinatario de sus imperativos:

Oh Sión … Oh Jerusalén, ciudad santa… cautiva Jerusalén, cautiva hija de Sión.

ציון … ירושלים עיר הקדש … שבי ירושלם … שביה בת ציון

Sin embargo, podría decirse que el rasgo más llamativo de la citación es la forma en que devuelve la agencia a la comunidad de los exiliados en la figura de la ciudad personificada. No se menciona a nadie que haga algo por ella. Más bien se la exhorta a que se despierte a sí misma de forma que encarne una nueva realidad, de hecho una nueva identidad. Los imperativos, seis si los imperativos dobles se cuentan como uno, fluyen del siguiente modo:

Despierta, despierta  עורי עורי

Vístete de tu poder לבשי עזך
Vístete de tus ropajes hermosos  לבשי בגדי תפארתך
Sal del polvo התנערי מעפר
Levántate קומי
Líbrate de las cadenas de tu cuello התפתחי מוסרי צוארך

Se dice que Sión es capaz de cambiar su suerte.

Donde ha estado dormida, se le insta a despertar. Donde ha estado débil, se la llama a la fuerza. Donde ha estado desaliñada y despeinada, se le ordena que se ponga las vestiduras de su gloria. Donde se ha agazapado en el polvo, se le ordena sacudirse para limpiarse. Donde se ha agazapado pasivamente, el imperativo es que se levante. Donde ha estado encadenada, ella misma -como si sus captores ya no existieran- ahora se quita las ataduras de hierro de su propio cuello.

La visión de Isaías asignará a Sión una serie de nombres nuevos y poderosos. A la luz de este asombroso oráculo, parecen casi una ocurrencia tardía. Sión es llamada aquí a convertirse ya en lo que significarán esos nuevos nombres.

La ciudad, que hasta entonces había actuado con crueldad bárbara, se convierte en la imaginación profética en el actor. Incluso YHVH se hace a un lado, por así decirlo, ante la impresionante protagonista de una nueva realidad impregnada de fuerza, dignidad, belleza y libertad.

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El carácter luminoso y prometedor del capítulo 48 comienza ensayando la secuencia de advertencias y calamidades que componen ‘las cosas pasadas’ (48.3), que el profeta considera ahora que han quedado atrás para Jacob/Israel, mientras el horizonte se ilumina justo delante. Analizo aquí esa visión retrospectiva. El sorprendente giro hacia el futuro redentor que aguarda se inicia en el versículo 6 por dos medios principales. En primer lugar, el identificador anterior y retrospectivo de las cosas pasadas (הרשאנות) en 48.3 encuentra su contrapartida en la referencia prospectiva a las cosas nuevas (חדשות) en 48.6. Es fundamental observar hasta qué punto ambas expresiones son identificadores ‘vacíos’; es decir, establecen una secuencia pero su contenido debe ser proporcionado por el texto y el contexto adicionales. De hecho, esto ocurre, y así se establece una base de significado que puede viajar con ambos identificadores a contextos nuevos y diferentes. En segundo lugar, la expresión adverbial מעתה (desde este momento) establece una nueva base temporal para las cosas nuevas ya mencionadas. Establece que estas novedades en la experiencia de Jacob/Israel se anunciarán ahora y a partir de este momento.

Lo has oído; míralo todo. Y vosotros, ¿no lo declararéis? Desde este momento te hago oír cosas nuevas
y ocultas que no conocías.Ahora han sido creadas, y no hace tiempo, y antes de hoy no las habías oído, para que no digas: «He aquí, yo las conocía».Sí, tú no las oíste, ni nunca las conociste; ciertamente, no habían sido abiertos de antemano tus oídos, porque yo sabía que obrarías con mucha perfidia, y rebelde te han llamado desde el seno materno.

Isaías 48.6-8 (LBLA, énfasis agregado)

Hay una serie de contrastes entre las cosas pasadas y las cosas nuevas prometidas, algunos de los cuales son evidentes, mientras que otros no lo son tanto. Uno que a menudo se pasa por alto se refiere a la prehistoria de ambos elementos. En el caso de las cosas pasadas, el texto describe una larga prehistoria de advertencias que anticiparon la calamidad real y repentina de la destrucción de Sión y el exilio del pueblo. En cambio, las cosas nuevas que se presentan aquí se describen como inimaginables. Jacob nunca las vio venir, es más, no se podía confiar en que administrara adecuadamente las noticias sobre ellas. Estaban ocultas tanto para los humanos como para sus ídolos, como veremos. Sólo YHVH los conocía. Sólo YHVH los crea ahora. Curiosamente, no se sugiere aquí que el profeta Isaías las conociera tampoco. Los motivos de la fundición (48.10-11) y del retorno del remanente están profundamente arraigados en las palabras del profeta del siglo VIII. Ambos presagian una especie de futuro más allá de la tormenta. Sin embargo, en el capítulo 48 no se afirma que el profeta tenga un conocimiento previo detallado de las cosas nuevas, incluido el papel que desempeñará el aquí anónimo Ciro, a quien YHVH ama, llama y trae en ayuda de Sión (48.14-15).

Hay un toque de contrición en el discurso de YHVH, aunque parece lamentar una desgracia que, en cualquier caso, ya ha pasado.

Así dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña para tu beneficio, que te conduce por el camino en que debes andar.

¡Si tan solo hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces habría sido tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar. Sería como la arena tu descendencia, y tus hijos como sus granos;
nunca habría sido cortado ni borrado su nombre de mi presencia.

Isaías 48.17-19 (LBLA)

Esta mirada retrospectiva a la triste necesidad de aquellas cosas pasadas es pronto superada por la llamada a un público plural no especificado a proclamar enérgicamente ‘esto’ hasta el fin de la tierra. Es de suponer que ‘esto’ (זאת) alude a toda la trayectoria del compromiso de YHVH con Jacob/Israel, y con toda seguridad a la noticia muy reciente de que YHVH ‘ha redimido a su siervo Jacob’-hasta los confines de la tierra. Declarado como si fuera un hecho consumado, parece indicar más precisamente un resultado inminente de una decisión que YHVH ha tomado. Es la inesperada intervención del anónimo Ciro lo que hace que las cosas nuevas de YHVH no sólo sean secuencialmente nuevas, sino también totalmente imprevisibles.

Por todo ello, se anima a los exiliados a…

…(salir) de Babilonia, huid de los caldeos;
con voz de júbilo anunciad, proclamad esto,
publicadlo hasta los confines de la tierra;
decid: El Señor ha redimido a su siervo Jacob.

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El libro llamado Isaías describe y finalmente presume una trayectoria de propósito divino que proporciona un contexto considerable para momentos importantes de la historia que narra. La fiabilidad de sus promesas de restauración a Israel/Jacob depende de la integridad de esta intencionalidad divina tal como se anuncia y ejecuta en sus diversas etapas.

En pocas palabras, si el propósito de YHVH ha sido fiable cuando su objetivo principal era ocuparse de la mala conducta de Israel, entonces se puede pedir a los desalentados exiliados que confíen en su fiabilidad cuando pronostica un brillante e inminente nuevo amanecer. A la luz de las largas tradiciones de lectura del libro que lo reciben como un manojo desarraigado de predicciones, uno utiliza la palabra ‘predicciones’ con cautela. Sin embargo, el propio libro es menos cauteloso que esto.

Aunque Isaías 48.1-5 sirve en gran medida como antesala de ese brillante amanecer, estos versículos merecen ser inspeccionados por sí mismos.

Oíd esto, casa de Jacob, los que lleváis el nombre de Israel y salisteis de las entrañas de Judá, los que juráis por el nombre del Señor y hacéis mención del Dios de Israel, pero no en verdad ni en justicia,
aunque lleváis el nombre de la ciudad santa, y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es Señor de los ejércitos.

Las cosas pasadas desde hace tiempo las declaré, de mi boca salieron y las proclamé. De repente actué y se cumplieron.


Por cuanto sé que eres obstinado, que tendón de hierro es tu cerviz y de bronce tu frente, Yo, pues, te las declaré desde hace tiempo; antes de que sucedieran te las proclamé, no sea que dijeras: «Mi ídolo las ha hecho, y mi imagen tallada o fundida las ha ordenado».

Isaías 48.1-5 (LBLA)

En un contexto de identificación superficial -aunque quizá profundamente sentida- con YHVH y ‘la ciudad santa’, el profeta deja claro que la conducta de Jacob no ha procedido ‘en verdad ni en justicia. Es fundamental comprender que el oráculo forma parte de una convocatoria que abraza el nuevo amanecer de YHVH, pero como introducción a esa convocatoria lanza una mirada retrospectiva. Esto se debe precisamente a que la carga profética debe establecer que YHVH siempre ha hecho lo que ha dicho que haría. Se trata de una especie de teodicea, no ya para establecer la rectitud del juicio de YHVH, sino más bien para defender la fidelidad entre la palabra y los hechos de YHVH. Se podría decir que la secuencia de ambas ha sido totalmente fidedigna.

Las cosas pasadas, en cursiva arriba y justo aquí, deben referirse a las advertencias de YHVH ‘por medio de sus profetas’ y a la realidad eventual de la tormenta del exilio que se abatió sobre Judá. Esa calamidad no vino sin advertencia. Entonces, de repente, estas cosas se convirtieron en hechos más que en palabras. פתאם (aquí, de repente) aparece cuatro veces en Isaías, cada vez con referencia a un desastre a gran escala del que YHVH se atribuye la autoría. El punto en nuestro presente caso parece ser que después de una larga advertencia, las circunstancias de la destrucción de Judá se estrellaron repentinamente sobre sus muros.

Al final del pasaje, el profeta hace que YHVH explique que esta secuencia de palabra-hecho, advertencia-ejecución tenía un motivo específicamente anti-idolatría. YHVH estaba describiendo su soberanía sobre los tiempos y los pueblos para que no pudiera atribuirse a otros agentes.Éstas son “las primeras cosas” sobre las que YHVH reclama un dominio absoluto. Dentro de un momento, el texto reclamará para él una soberanía similar sobre cosas nuevas y mejores que se encuentran en el horizonte cercano. Esa reivindicación, afirma el discurso, será tan fiable como la de sus primeros compañeros.

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Isaías es implacable en su descripción de los ídolos, los fabricantes de ídolos y los adoradores de ídolos como vacíos, nulos e inútiles. Si uno espera compasión o alguna suavización de la retórica, no la encontrará aquí. Los ídolos, en la visión isaística de las cosas, no pueden ser reformados. Incluso sus creadores y adoradores caminan muy cerca del precipicio existencial. Sólo un giro decisivo para alejarse del abismo les rescatará de lo que el profeta simultáneamente desprecia y descarta como ‘las cosas que han elegido’.

Cuando llegamos a la postura redentora de YHVH en 44.21, ya se ha vertido sobre el rollo una bocanada de burlas. El pasaje que comienza allí es bastante fácil de enmarcar como un oráculo completamente nuevo. En mi opinión, debe verse como el contrapunto al vacío que se relata antes de que comience, en los versículos 1-20. YHVH, cuya gloria llena toda la tierra al leer el grito del Serafín en la programática Visión Generativa de 6.3, se presenta ahora como una deidad en constante movimiento redentor. Cuando los ídolos permanecen inertes o yacen indefensos inclinados hacia el suelo, YHVH actúa y cumple.

Dos detalles sobresalen en este ensayo no sólo de los atributos de YHVH en abstracto, como las teologías posteriores captarían la presentación, sino de su naturaleza frente a los ídolos. El primero es el repentino despliegue de imágenes de la creación, ancladas en los verbos יצר y ברא, así como la alusión a la extensión icónica de los cielos y la extensión de la tierra. Esta última mirada a la ideología de la creación añade a la mezcla verbos resonantes como נטה (extender) y רקע (aporrear). No se trata tanto de una celebración de motivos de creación cósmica como de un argumento de lo mayor a lo comparativamente menor: si YHVH puede hacer aquello (creación del cosmos), sin duda puede hacer esto (nueva creación de su moribundo siervo, Jacob/Israel).

El segundo es la oleada de participios que estructuran cada vez más el discurso a medida que encuentra su ritmo y avanza hacia su conclusión. La poesía hebrea muestra afinidad por las posibilidades de las formas de participio cuando la intención es describir las cualidades más tenaces de YHVH. El ejemplo paradigmático de esta práctica puede ser el Salmo 103, que no aclama un momento de las misericordias divinas, sino más bien la probabilidad sostenida de que cabe esperar que aparezcan una y otra vez.

Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es el que perdona (הסלח) todas tus iniquidades, el que sana (הרפא) todas tus enfermedades;
el que rescata (הגואל) de la fosa tu vida, el que te corona (המעטרכי) de bondad y compasión;
el que colma (המשביע) de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila.


Salmo 103:1-5 (LBLA)

La presentación de YHVH como redentor del siervo se estructura, como era de esperar, en torno a las formas verbales qatal y yiqtol. Éstas se complementan con imperativos dirigidos tanto al siervo como a los cielos, las profundidades de la tierra, las montañas, los bosques y los árboles. Pero muy pronto la retórica migra al hábito del participio que acabo de mencionar. Resulta instructivo que los participios describan incluso aquellas acciones de YHVH que no cabe esperar que se repitan, como si la majestad divina que se hizo patente en ellas de una vez por todas se desplegara ahora en el presente y en el futuro en la nueva creación que es la redención del siervo.

Así dice el Señor, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo, el Señor, creador de todo,
que extiendo los cielos yo solo y afirmo la tierra sin ayuda; hago fallar los pronósticos de los impostores, hago necios a los adivinos, hago retroceder a los sabios, y convierto en necedad su sabiduría. Yo soy el que confirmo la palabra de su siervo, y cumplo el propósito de sus mensajeros; el que dice de Jerusalén: «Será habitada»; y de las ciudades de Judá: «Serán reedificadas, y sus ruinas levantaré»; el que dice a la profundidad del mar: «Sécate»; y yo secaré tus ríos. El que dice de Ciro: «Él es mi pastor, y él cumplirá todos mis deseos», y dice de Jerusalén: «Será reedificada», y al templo: «Serán echados tus cimientos».

Isaías 44:24-28 (LBLA)

En su contexto, la amplitud y constancia de esta actividad redentora contrasta enfáticamente con el vacío inútil e inerte de los ídolos, idólatras y adoradores de ídolos que se describen justo antes de que esta retórica descriptiva de YHVH irrumpa en la página.

Aunque sin el arte del discurso texturizado del capítulo, el contraste puede captarse en una simple antítesis: Los ídolos no. YHVH .

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