Al huir de sus capataces egipcios bajo la media verdad de adorar a YHVH en el Sinaí, los esclavos hebreos mostraron una capacidad de miopía extraordinaria. ‘¿No había tumbas en Egipto?”, se burlaron de Moisés. ‘¿Por eso nos has traído aquí a morir?’
Sin embargo, con la promesa palpable de los huesos de José, atrapados entre la servidumbre negociada y la libertad audaz, los quejumbrosos ‘hijos de Israel’ merecen un poco de empatía. La esclavitud, una cantidad conocida, puede, al menos, sobrevivir. La libertad es potencialmente letal.
Uno muere fácilmente en libertad. Un captor está obligado a alimentar a su esclavo aunque sólo sea para sacarle el sudor de otro día. Optar por la libertad requiere un cálculo muy duro. Sus beneficios se ven empañados por el peligro.
Frente a este enigma, el texto sitúa el acompañamiento constante de YHVH:
El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.
Éxodo 13:21-22 (LBLA)
La cercanía de YHVH rompe la lógica de la desesperación o, al menos, inyecta una variable que, potencialmente, multiplica las opciones y desmecaniza el determinismo de las elecciones menos malas.
Los refugiados ya no viajan a ciegas. El pilar de la nube de YHVH los guía.
Los esclavos que juguetean con las posibilidades de liberación tienen más de una opción cuando la oscuridad cae sobre su compañía. Todavía pueden aprovechar la noche, es cierto, para algún descanso necesario. Pero pueden optar por seguir adelante, si así lo desean.
De repente, ‘hebreos’ no significa ‘personas definidas y determinadas por quienes las utilizan’.
La presencia de YHVH abre la peligrosa posibilidad de decidir. Su proximidad no es ni fugaz ni efímera, nos dice el texto a través del relato de los esclavos quejumbrosos en su camino hacia una nueva identidad.
De día o de noche, nunca se va. Así comienza el libro del Éxodo a definir la ‘libertad’.
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