El undécimo salmo se ha citado frecuentemente como un consejo de la desesperación.
Si los fundamentos son destruidos; ¿qué puede hacer el justo?
Salmo 11:3 (LBLA)
Ya sea como un llamamiento a votar por tal o cuál partido político o como una advertencia contra el poder desarticulador de la decadencia de una cultura, el salmista interviene para comprobar que las acciones justas se vuelven impotentes cuando la cultura en general ha cruzado cierto umbral de barbarie.
La mayoría de las traducciones modernas de la Biblia hacen un uso crítico de las comillas lo que convierte estas palabras en el consejo de los desesperados que han perdido su confianza en YHVH. Probablemente tengan razón al hacerlo.
En el Señor me refugio; ¿cómo decís a mi alma: Huye cual ave al monte? Porque, he aquí, los impíos tensan el arco, preparan su saeta sobre la cuerda para flechar en lo oscuro a los rectos de corazón. Si los fundamentos son destruidos; ¿qué puede hacer el justo?
Leído así, el salmo no aconseja la desesperación. La refuta.
Por dos razones, el poeta considera que el desaliento es inverosímil. En primer lugar, la palabra desalentadora dirigida a él no tiene en cuenta su propia decisión programática de confiar en YHVH.
En segundo lugar, ese pesimismo no contempla la mirada escudriñadora y examinadora de YHVH, quien no ha abandonado su trono. Tampoco contempla las pasiones morales de YHVH.
El Señor está en su santo templo, el trono del Señor está en los cielos; sus ojos contemplan, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. El Señor prueba al justo y al impío, y su alma aborrece al que ama la violencia. Sobre los impíos hará llover carbones encendidos; fuego, azufre y viento abrasador será la porción de su copa. Pues el Señor es justo; Él ama la justicia;
los rectos contemplarán su rostro.
Mientras YHVH siga aborreciendo al amante -espléndida paradoja- de la violencia, la palabra desalentadora suena vacía. Mientras YHVH siga amando las acciones justas y lleve a quien las realiza a una conversación íntima con Él mismo, la desesperación no sólo es inverosímil, suena algo ridícula.
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