El salmista bíblico posee la sorprendente habilidad de contraponer el gozo de la justos a la desolación del malvado sin incitar una masacre. Involucrar el alma de Israel en su autodefinición ideológica la libera de la necesidad de llevar a cabo la venganza a aquellos que aman el mal o, en algunos casos, a aquellos quienes odian a Sion. YHVH se preocupará por la venganza, los salmos parecen afirmarlo. Nuestro deber es mantener la justicia.
Y regocijarse en YHVH.
Un salmo como el noventa y siete está, de principio a fin, lleno de ese júbilo extremo, el cual parece hacer que la tierra se regocije y que las costas de la tierra rebosen de alegría. Al mencionar las más duras realidades, Israel se encuentra incapaz de mostrar una emoción moderada. En vez de eso, estalla en danza.
Sean avergonzados todos los que sirven a imágenes talladas,
los que se glorían en los ídolos;
adórenle todos los dioses.
Oyó Sion esto y se alegró,
y las hijas de Judá se han regocijado
a causa de tus juicios, oh Señor.
Porque tú eres el Señor, el Altísimo sobre toda la tierra,
muy excelso sobre todos los dioses. (Salmo 97:7-9 LBLA)
Sería equivocado absolver al salmista por la clase de nacionalismo agresivo que encontramos desagradable. Sin embargo, sería igualmente erróneo no tener en cuenta la función de tal cántico en su contexto. A Israel se le da la licencia, con un salmo como este, para celebrar el cuidado de YHVH en medio de la implacable enemistad de las naciones vecinas. Si Israel esboza una sonrisa al enterarse de la caída del idólatra o de la catástrofe que cae sobre los pueblos vecinos, también añora en otros poemas de esta antología que otras naciones se regocijen con ella.
La retórica del salmista es descuidada y coquetea con un enaltecimiento indecente de su tribu. Sin embargo, es a la vez el lenguaje de los débiles que saben eludirse solo cuando YHVH actúa por ellos, porque ellos no pueden hacer nada por sí mismos:
Los que amáis al Señor, aborreced el mal;
El guarda las almas de sus santos;
los libra de la mano de los impíos.
Luz se ha sembrado para el justo,
y alegría para los rectos de corazón.
Justos, alegraos en el Señor,
y alabad su santo nombre.
Algunas palabras incitan a sus oyentes a realizar actos criminales. Otras palabras confortan a los indefensos al saber que Dios está de su lado.
Hay gozo para los fieles oprimidos en las palabras de los indefensos, danza para toda la tierra.
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