El sistema sacrificial afirma la importancia de lo creado, lo natural y lo cotidiano.
Si alguien presenta al SEÑOR una ofrenda de cereal, ésta será de flor de harina, sobre la cual pondrá aceite e incienso.
Cuando YHVH por medio de su agente Moisés establece las formas y las acciones por medio de la cuales los israelitas mantendrán una correcta relación con su deidad, él escoge materiales que nutren la vida en la diaria rutina del pueblo. Vaca, oveja, pájaro, grano … estos son los fundamentos de la vida. Se tocan, se elaboran, se cultivan, se crían. El ser humano entra en relación corporal con estos elementos de la vida. En su momento, él los consume. Sin ellos, la vida termina. Dadas cantidades adecuadas de ellos, el pueblo come y sobrevive un día más.
El sistema levítico digna lo fisico y lo cotidiano. El sistema valora los materiales y los ritmos de la vida normal, considerándolos adecuados para mediar la relación entre los israelitas y YHVH. No se acude a medios místicos ni exóticos. Se emplea lo creado y lo normal para fines que ponemos en riesgo cuando les atribuimos el adjetivo ‘religiosos’.
Cultivo mis matas. Cuando convierto su grano en harina, tal y como lo hicieron mis padres, mis abuelos, y los padres de mis abuelos, le doy de comer a mi familia y presento una porción a YHVH y una parte de ésta a los sacerdotes.
YHVH está cerca. Los medios de servirle, aún más.
Leave a comment