Aunque la legislación mosáica milita en contra de las grandes diferencias económicas que caracterizan nuestras sociedades modernas, el sistema sacrificial a la vez demuestra un realismo económico. El primer capítulo de Levítico traza los lineamientos de la acción ritual de presentar holocaustos delante de YHVH en la llamada ‘Tienda de Reunión’.
Nuestra biblia hebrea se divide en porciones aptas para la lectura confirme a un sistema oficializado por los masoretas, custodios del texto y de su lectura que fechan de épocas medievales. Estos cariñosos y rigorosos guardianes del texto de Levítico dividieron aquella parte que para nosotros consiste en su primér capítulo en secciones conforme al tipo de animal que se ofrecía como holocausto.
La lógica tanto de la diversidad del texto como de su organización masorética parece obedecer a las diferencias económicas que caracterizaban la comunidad hebrea en la antiguedad.
‘Si el animal que ofrece en holocausto es de ganado vacuno …’, comienza la instrucción en el versículo 3. El texto que está delante de nuestros ojos hoy se dirige a una segunda opción: ‘Si alguien ofrece un holocausto de ganado ovino, sea de corderos o cabras …’
Un texto posterior pero todavía dentro de los límites del primer capítulo se extiende aún más hacia otra situación: ‘Si alguien ofrece al Señor un holocausto de ave …’
Es posible que el factor económico no sea el único que determine cual de las opciones sea la más apropiada para un dado israelita y su familia. Pero parece ser el más importante y quizá en muchos casos el determinante.
En la faz de tanta diversidad económica y cúltica, es importante reconocer que el texto resulta ser unido por la respuesta divina ante el menu completo de opciones: el lenguage que afirma que el holocausto de cada individuo o familia que acude a la entrada de la Tienda de Encuentro llevando en sus brazos un ejemplar de lo que el sudor de su frente habrá producido será aceptable delante del Señor y que YHVH experimenta esta ofrenda como ‘aroma grato’ es consistente.
El que es relativamente rico y el que es relativamente pobre gozan de la misma restauración y regulación de su capacidad de vivir cerca de YHVH. ¡Ay del sacerdote—llámense aquí los hijos de Aarón—que haga preferencias!
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