La polémica de Isaías contra la idolatría da un giro decisivo en el capítulo 44 del libro, que se abre con una llamada a ‘Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo he escogido’. Los primeros ocho versículos describen la incomparabilidad de YHVH frente a otros poderes, haciendo hincapié en la fiabilidad de YHVH si su siervo Jacob/Israel confía en él. La principal motivación de tal confianza en YHVH reside en su capacidad para conocer el futuro y hacerlo realidad en la vida de quienes se atreven a confiar en él.
En el versículo 9, sin embargo, la retórica contra la idolatría y los idólatras se vuelve mucho más contundente. La salva inicial, dirigida contra los idólatras, es bastante clara:
Los que dan forma a un ídolo, todos ellos son nada…
Isaías 44.9 (LBLA)
Más fácil de perder en la traducción o por una lectura demasiado acelerada es la insistente negación que se produce en la diatriba subsiguiente, estructurada en torno a las partículas negativas hebreas בל לבלתי , אין y לא. Esta negación es coherente con la exigencia isaística de que los ídolos -por no hablar de sus artesanos- no son nada. Hay que leer por debajo de la sátira, bastante exquisita, para captar la aportación formal que la sustenta. Intentaré aclarar el punto mediante ilustraciones y anotaciones:
Los que dan forma a un ídolo, todos ellos son nada, y sus cosas más preciadas de nada sirven (בל־יועילו); aun sus propios testigos no ven ni entienden (בל־יראו ובל־ידעו), por eso serán avergonzados. ¿Quién ha dado forma a un dios o fundido un ídolopara no tener ganancia (לבלתי הועיל)? He aquí, todos sus compañeros serán avergonzados, pues los artífices son solo hombres. Que se reúnan todos, que se levanten, que tiemblen, que sean a una avergonzados.
El herrero hace un instrumento cortante; lo trabaja sobre las brasas, lo forma con martillos y lo forja con su brazo fuerte. Después siente hambre y flaquean sus fuerzas (lit. y no hay fuerzas); no bebeagua (ואין כח לא־שׁתה), y desfallece. El carpintero extiende el cordel de medir, traza el diseñocon tiza roja, lo labra con gubias, lo traza con el compás y le da forma de hombre y belleza humana para colocarlo en una casa. Corta cedros para sí, toma un ciprés o una encina, y hace que sea fuerte entre los árboles del bosque; planta un pino y la lluvia lo hace crecer. Luego sirve para que el hombre haga fuego, y toma uno y se calienta; también hace fuego para cocer pan; además hace un dios y lo adora; hace de él una imagen tallada, y se postra delante de ella. La mitad del leño quema en el fuego; sobre esta mitad prepara un asado, come carne y se sacia. También se calienta, y dice: ¡Ah!, me he calentado, he visto la llama. Y del resto hace un dios, su ídolo. Se postra delante de él, lo adora, y le ruega, diciendo: Líbrame, pues mi dios eres tú.
Ellos no saben ni entienden (לא ידעו ולא יבינו), porque Él ha cerradosus ojos para que no vean y su corazón para que no comprendan. Ninguno reflexiona; no tienen conocimiento ni inteligencia (ולא ישיב אל־לבו ולא דעת ולא־תבונה) para decir: He quemado la mitad en el fuego, y también he cocido pan sobre sus brasas. He asado carne y la he comido; y del resto ¿haré una abominación? ¿Me postraréante un pedazo de madera? Se alimenta de cenizas; el corazón engañado le ha extraviado. A sí mismono se puede librar, ni decir (ולא־יציל את נפשו ולא יאמר): ¿No es mentira lo que tengo en mi diestra? Isaías 44.9-20 (LBLA)
Una ironía incisiva, aunque de bajo perfil, puede residir en la pregunta que el idólatra no llega a formular, anclada como está por el introductor negativo הלא:
¿No es mentira lo que tengo en mi diestra? (הלא שקר בימיני)
Isaías 44.20c
El arte del profeta, al escrutarlo, es parte integrante del componente anti-idolatría de la Visión de Isaías. Aquí hay una retórica fuerte y desmanteladora, que insiste en que los ídolos son inertes, inútiles, la completa decepción de la pretensión del idólatra.
Se complementará en el pasaje que sigue con una catalogación igualmente persistente de las actividades dispares de YHVH. Los ídolos no hacen nada. YHVH nunca deja de hacer. El monoteísmo isaístico, y de hecho el monoteísmo bíblico más amplio, rara vez se ensaya mediante la afirmación de que no existen otros dioses y poderes. Más bien, su dialecto nativo es la incomparabilidad de YHVH. Aquí, YHVH está bastante ocupado. Los ídolos, a pesar del ferviente activismo de sus creadores y devotos, se quedan parados sin hacer nada. De hecho, hay que apuntalarlos para que no se caigan donde juegan los niños.
Antes de que surja de nuevo el perfil de la esperanza en los versículos siguientes y para celebrar la naturaleza redentoramente activa de YHVH, el profeta nos deja entrever el terrible contagio de la nada que fluye de ídolo en idólatra, justificando la conclusión profundamente irónica que paradójicamente encabeza este pasaje:
Los que dan forma a un ídolo, todos ellos son nada…
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