No hay reciprocidad medida en la misericordia de YHWH, tal como se esboza en el libro de Isaías. La lógica del quid pro quo aquí no tiene cabida en este paisaje donde sobreabunda irremediablemente el perdón.
Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! (Isaías 55:6-9 VNI).
El llamado a no dejar pasar la oportunidad de experimentar la misericordia perdonadora y restauradora de YHWH se basa en gran parte, en el quizás limitado tiempo su disponibilidad. Uno debe buscarlo ‘mientras puede ser encontrado’ e invocarlo ‘mientras esté cercano’.
Pero el otro motivo para tal búsqueda después de YHWH, es en esta temporada durante la cual se le encuentra inusualmente cercano es porque su compasión por los ‘malvados’ e ‘injustos’ que abandonan lo que han llegado a ser y regresan a YHWH, se articula como ‘abundante perdón’. De hecho, es la misericordia desproporcionada con la que YHWH abraza a los que regresan, y en donde se establece el contexto para un pasaje que se cita habitualmente en el abstracto como si simplemente marcara una diferencia genérica entre cómo YHWH razona y cómo piensa la gente. En realidad, el profeta llega una conclusión más concreta y específica que esto:
«Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! (Isaías 55: 8-9).
Los caminos y pensamientos que son tan patentemente sobrehumanos (si se puede usar ese término sin trivializar este asunto) son los caminos y pensamientos del perdón en abundancia. Es decir, no hay cálculo restrictivo, ni lógica reductora, ni parsimonia sobre la misericordia perdonadora con la cual YHWH abraza al ser humano malvado que se vuelve a él.
Aquellas mediciones humanas familiares, con las que estamos tan familiarmente conocidos, son tan bajas como un pantano fétido a nivel del mar, frente a un banco de cúmulo de nubes. Uno puede hablar como si los dos pudieran ser comparados, pero en realidad sólo pueden ser contrastados. La primera es muy diferente a la segunda. Los dos ni siquiera están próximos entre sí en alcance y escala.
Para ceñirnos a la cadencia precisa del versículo nueve, ni la forma en que YHWH piensa sobre el perdón ni la forma en que actúa para perdonar puede ser capturada en las inútiles formas del razonamiento humano.
No hay ninguna autoayuda en la perspicacia del profeta, ninguna moralidad patética para ser ofrecida como el cebo a un dios que está poco dispuesto a perdonar, pero solamente podría ser convencido si uno está suficientemente triste y sincero. YHWH no se parece a esto, no juega ese juego.
Si el perdón humano es nuestra línea de partida, nuestro punto de referencia, no podemos saber nada del perdón divino. El uno no es analogía adecuada del otro. En el mejor de los casos, un ser humano bueno podría perdonar a otro ser humano malo que se lamenta. Sin embargo, YHWH no es así.
Con él, la misericordia abundante es como nada que hayamos visto jamás.
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