Isaías el profeta describe la conducta anticipada de YHWH de llevar a sus hijos exiliados a su hogar, de una manera que logra combinar ternura y lo eterno.
Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas. ¿Quién ha medido las aguas con la palma de su mano, y abarcado entre sus dedos la extensión de los cielos? ¿Quién metió en una medida el polvo de la tierra? ¿Quién pesó en una balanza las montañas y los cerros? ¿Quién puede medir el alcance del espíritu del Señor, o quién puede servirle de consejero? ¿A quién consultó el Señor para ilustrarse, y quién le enseñó el camino de la justicia? ¿Quién le impartió conocimiento o le hizo conocer la senda de la inteligencia? (Isaías 40:11-14 NVI).
La poesía de Isaías adorna la convicción bíblica profundamente arraigada de que YHWH es incontenible. No responde a nadie, su brazo no es demasiado corto para cualquier propósito que corresponde a su carácter y naturaleza de su reinado.
Las palabras enfatizadas argumentan que YHWH es también y finalmente inconcebible para mentes meramente humanas. Esto apenas significa que es incognoscible o que él evade la relación. Por el contrario, se revela y se deleita de ser conocido. Sin embargo, el profeta, a pesar de toda su originalidad, mantiene cuidadosamente la convicción bíblica que YHWH no puede ser exhaustivamente conocido. YHWH es libre de actuar como quiera, y sus juicios a este respecto están fuera de toda medida.
El contraste entre YHWH y los ídolos que talló el hacha de un hombre en la polémica anti-idolatría de Isaías, hace que esta característica de la persona de Isaías se vuelva aún más intensa.
Existe la libertad, insistiría el profeta, en adorar a un Dios de este tipo. Él está vivo para su propio propósito, libre para crear un futuro que se alinea con sus buenas intenciones, desenfrenado por el barro que chupa en nuestros talones.
YHWH está más allá de la medida y más allá de la medición. Los pequeños cautivos, atrevidos a comenzar a esperar, bien podrían encontrar un ancla en este infinito, este Amante incontrolable.
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