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Posts Tagged ‘Isaías 61’

Uno de los capítulos más finamente elaborados y resonantes del corpus bíblico logra su doxología calmada a través de un símil hortícola, que llama la atención de este lector en la mañana después de transportar otra carga de vegetación subtropical a nuestro patio colombiano.

Porque como la tierra produce sus renuevos, y como el huerto hace brotar lo sembrado en él, así el Señor Dios hará que la justicia y la alabanza broten en presencia de todas las naciones.

Isaías 66:11 (LBLA)

En los versículos predecesores, el autor se ha vuelto un poco loco en la búsqueda de metáforas que capten la extravagancia de la virada de YHVH hacia su pueblo tras el ‘breve momento’ de su aflicción. Ahora, son muros llamados de ‘salvación’, los ciudadanos rebeldes se habrán convertido en ‘los justos’, el aceite de la alegría habrá desplazado al luto, los hijos de Sión se habrán hecho famosos en todo el mundo.

En cuanto a este último detalle, todo lo bueno que le suceda a la Sión restaurada ocurrirá a la vista de los pueblos, que al parecer no podrán apartar la mirada. Hay aquí una especie de testimonio, una invitación implícita tal vez, aunque lo que está en juego en torno a cómo se recibe esa invitación es peligrosamente alto.

A continuación, estos símiles idénticos aquí bajo escrutinio.

Porque como la tierra produce sus renuevos, y como el huerto hace brotar lo sembrado en él, así el Señor Dios hará que la justicia y la alabanza broten en presencia de todas las naciones. 

Isaías 61:11 (LBLA)

Hay cierta inevitabilidad en la forma en que la buena tierra, al menos, hace brotar (תוציא) sus retoños (צמחה). El lento y misterioso proceso está, por así decirlo, preprogramado. Se va a producir. Este tipo de suelo y este tipo de plantas están hechos el uno para el otro, están hechos para el enigmático avance hacia el modo de crecimiento que es su camino bajo el sol y una pizca de lluvia.

El sutil paralelismo se intensifica en la segunda línea, pasando de la recreación orgánica natural a un lugar donde se ponen de manifiesto los diligentes preparativos de un jardinero. El verbo (תצמיח) recoge el sustantivo ׳sus brotes׳ (XXX) de la primera línea, despliega su verbo correspondiente, y así empuja suavemente todo el cuadro hacia delante. En el jardín hace brotar lo que antes se había sembrado. Ahora se vislumbra el propósito inteligente de un jardinero oculto. Este crecimiento, esta floración, no es un accidente de los procesos automáticos de la naturaleza autónoma. Su inevitabilidad está intencionada y preparada por manos que no son tan visibles en el momento mismo del brote y la floración.

Sin embargo, el paso de la metáfora a la realidad profética garantiza que se pague todo el honor debido, pues la justicia de los antes desdichados conspiradores de Sión y la alabanza que sólo puede tener por objeto a YHVH brotan y florecen ante todos los pueblos.

El libro de Isaías tiene mucho que decir sobre el propósito de YHVH. Rara vez se esboza de forma más indirecta y exquisita que aquí, con todo el impulso intratable de las raíces y el tallo calentándose hacia el sol con la flor resplandeciente apenas en ciernes, sólo cuestión de tiempo.

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