Si de hecho el primer capítulo del libro llamado Isaías es una convocatoria preliminar a la lectura atenta, entonces el libro mismo comienza en 2.1, como se ha argumentado en otra parte. Además, si el capítulo 1 es ese tipo de convocatoria a la lectura atenta, entonces deberíamos esperar ataques a lo largo de todo el libro contra cierto tipo de piedad.
¿Qué otra conclusión podría sacarse de este salvaje envilecimiento de la liturgia de los manchados de sangre en el primer capítulo del libro?
Oíd la palabra del Señor, gobernantes de Sodoma; escuchad la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
¿Qué es para mí la abundancia de vuestros sacrificios? —dice el Señor. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de ganado cebado; y la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace.
Cuando venís a presentaros delante de mí, ¿quién demanda esto de vosotros, de que pisoteéis mis atrios? No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne!
Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma; se han vuelto una carga para mí, estoy cansado de soportarlas.
Y cuando extendáis vuestras manos, esconderé mis ojos de vosotros; sí, aunque multipliquéis las oraciones, no escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre.Isaías 1.10-15 (NBLA)
Sin embargo, incluso en este caso, el texto ofrece un camino para sanar la brecha. Implica un giro consciente y decidido hacia el tipo de justicia práctica que limpia la mano ensangrentada.
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda.
Isaías 1.16-17 (LBLA)
A la luz de todo el contexto, esta denuncia profética no es probablemente un rechazo total del culto en favor de la ética. De hecho, la liturgia brevemente esbozada aquí no parece ser formalmente aberrante. Lo que se critica más bien es la ética contradictoria de sus practicantes.
El matiz es instructivo, sobre todo cuando nos encontramos con una deconstrucción similar de la liturgia en el capítulo 58. Es necesario tener en cuenta la totalidad de los doce primeros versículos del capítulo, incluido el sarcasmo dirigido a la aparente piedad del pueblo.
Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, declara a mi pueblo su transgresión
y a la casa de Jacob sus pecados.
Con todo me buscan día tras día y se deleitan en conocer mis caminos, como nación que hubiera hecho justicia, y no hubiera abandonado la ley de su Dios. Me piden juicios justos, se deleitan en la cercanía de Dios.Dicen: «¿Por qué hemos ayunado, y tú no lo ves? ¿Por qué nos hemos humillado, y tú no haces caso?».
He aquí, en el día de vuestro ayuno buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores.
He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz.
¿Es ese el ayuno que yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso para que incline su cabeza como un junco, y para que se acueste en cilicio y ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día acepto al Señor?
¿No es este el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las coyundas del yugo,
dejar ir libres a los oprimidos, y romper todo yugo?
¿No es para que partas tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante?
Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del Señor será tu retaguardia.Entonces invocarás, y el Señor responderá; clamarás, y Él dirá: «Heme aquí».
Si quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad,y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseodel afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.
Y el Señor te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Y los tuyos reedificarán las ruinas antiguas; levantarás los cimientos de generaciones pasadas, y te llamarán reparador de brechas, restaurador de calles donde habitar.Isaías 58.1-12 (LBLA)
Al igual que ocurre con el discurso de Isaías 1 -representativo, en mi opinión, de toda la Visión de Isaías-, es posible leer la primera entrega de este alegato profético contra la liturgia como un rechazo del culto en sí mismo y una opción por una ética compensatoria que no tiene cabida para la religión formal y promulgada. Por tentadora que sea esta opción, los versículos finales del oráculo la desmienten.
Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del Señor, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos,entonces te deleitarás en el Señor, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca del Señor ha hablado.
Isaías 58.13-14 (LBLA)
Claramente, las palabras finales de este oráculo se centran en ‘el Sabbat’ (לשבת ,משבת) y ‘mi día santo’/’el día santo del Señor’ (לקדש יהוה ,ביום קדשי). Se podría argumentar que el Sabbat se ha reconfigurado por completo aquí en términos de las actividades de justicia de la primera parte del oráculo. Sin embargo, el énfasis en el cese de ciertas actividades – ‘no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos’- hace improbable una valoración tan radical.
Más bien, las jeremiadas antilitúrgicas de los capítulos 1 y 58 parecen conservar un lugar estimable para el culto. Sin embargo, rodean ese espacio sagrado con una exigencia profundamente ética que espera de los adoradores de YHVH la misma משפט y צדקה que la Visión de Isaías insiste en que están entre las cualidades más destacadas del Dios de Jacob.
Entonces trae esos sacrificios. Entonces levanta estas manos en oración.