La perspectiva polivalente del libro llamado Isaías con respecto a las naciones vuelve a levantar cabeza en el amplio horizonte que celebra el himno que es el capítulo vigésimo quinto del libro.
Los cinco primeros versículos parecen presentar una especie de relato de conversión en relación con ‘pueblos fuertes’ y ‘ciudades de crueles naciones’ que parecen haber sido movidos a su conversión por la atención de YHVH a los pobres.
Oh Señor, tú eres mi Dios; te ensalzaré, daré alabanzas a tu nombre, porque has hecho maravillas, designios concebidos desde tiempos antiguos con toda fidelidad.
Porque has convertido la ciudad en un montón de escombros, la ciudad fortificada, en una ruina; el palacio de extranjeros ya no es ciudad, nunca será reedificado.
Por eso te glorificará un pueblo fuerte, ciudades de crueles naciones te reverenciarán.
Porque tú has sido baluarte para el desvalido, baluarte para el necesitado en su angustia, refugio contra la tormenta, sombra contra el calor; pues el aliento de los crueles es como turbión contra el muro. Como calor durante la sequía, tú aquietas el estruendo de los extranjeros; como el calor a la sombra de una nube, es acallado el cántico de los tiranos.
Isaías 25.1-5 (LBLA, cursiva añadida)
El texto no deja lugar a dudas sobre la realidad del sometimiento de los ‘pueblos fuertes’ y las ‘crueles naciones’.
De hecho, se encuentran en el monte del Señor’ (versículo 6, justo después) precisamente porque su ciudad y su palacio han sido arrasados. Los verbos del versículo 5 concluyen la primera sección de este oráculo con actividades divinas que no dejan lugar a dudas. YHVH sometió el efímero ardor de los pueblos (תכניע) y es acallado el cántico de los tiranos (יענה, traducido por la LBLA de forma un tanto lírica por la pasiva ‘es acallado’ para el uso activo de 3 ms del texto masorético de un verbo a menudo traducido de forma más prosaica como humillar).
Claramente, estos pueblos se consideran naciones a las que YHVH ha subyugado en cumplimiento de su antiguo propósito (25.1).
Sin embargo, no parece que los propios pueblos lamenten este resultado. De hecho, el versículo 3 podría interpretarse como el vocabulario de una mera conquista, impuesta a víctimas involuntarias. Pero en el contexto, en particular el que proporciona el oráculo a partir del versículo 6, parece haber de nuevo un elemento de participación voluntaria en el comportamiento de los conquistados.
Por eso te glorificará un pueblo fuerte, ciudades de crueles naciones te reverenciarán.
Isaías 25.3 (LBLA)
Los versículos 6-10 completarán el cuadro, si es que esos versículos deben leerse como una unidad con los versículos 1-5, como me parece que es el caso. La dispersión de ‘todos’ entre sus protagonistas insinúa un banquete en el que todos -incluidos los enemigos históricos del pasado- levantan juntos sus copas y disfrutan del festín con el despreocupado abandono de los amigos.
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