En la visión isaística, el inventario de armas de YHVH aumenta en su armario.
Esta deidad de lo que queda del pequeño Jacob puede ungir a Ciro el emperador persa para restaurar al pueblo de YHVH en un cruce entre el ajedrez jugado en el escenario de los asuntos internacionales y las marionetas guiadas por un maestro experto.
Si esto es así en la bendición, también lo es en el juicio. En esta parte de la visión isaiánica, los poderosos Asiria y Egipto son manejados -aunque con propósitos diferentes- sin esfuerzo, ya que Ciro cumplirá en el futuro las órdenes de YHVH “aunque no lo conozca”.
Y sucederá en aquel día que el Señor silbará a la mosca que está en lo más remoto de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; y todas ellas vendrán y se posarán en los precipicios de las barrancas, en las hendiduras de las peñas, en todos los espinos y en todos los abrevaderos.
En aquel día, con navaja alquilada en las regiones más allá del Éufrates, es decir, con el rey de Asiria, el Señor afeitará a Israel la cabeza y el pelo de las piernas, y también le quitará la barba.
Isaías 7.18-20 (LBLA)
Tal vez nos hayamos acostumbrado demasiado a leer este tipo de cosas como para sentir la impactante confianza que se require del profeta jerosolimitano que lo dijera o escribiera. ¡El descaro de un hombre tan pequeño en medio de su diminuto pueblo, hablando de estas dos eminencias grises del Gran Juego! ¿Quién se cree que es?
Ambos oráculos gemelos se sitúan firmemente en la esfera de la soberanía de YHVH sobre las naciones. ‘En aquel día el Señor…’ sitúa los acontecimientos previstos fuera del alcance tanto del calendario del profeta como de su capacidad. Estas introducciones casi idénticas consolidan el papel del profeta como portavoz de YHVH, pero no como su agregado militar.
Luego hay que contar con la denigración de la identidad de los dos imperios. En el primer oráculo, el silbido de YHVH para la mosca egipcia y la abeja asiria comunica claramente una estructura de poder vertical. YHVH ordena, sus imperios-insectos responden.
En el segundo oráculo, Asiria es una navaja, un instrumento inerte sin funcionalidad propia, totalmente dependiente de la mano que la empuña.
En esta visión isaística de los acontecimientos internacionales, YHVH lleva el difícil asunto de la disciplina de Israel a un desagradable punto álgido. Sin embargo, no revela nada a los supuestos poderes que utilizará para llevar a cabo esta oscura fase de su propósito.
Un profeta judío se atreve a decirlo.
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