Discernimiento y valentía: por qué nuestros pastores requieren una formación teológica.
Seminario ESEPA, 5 mayo 2012
Cuando recibí de parte de Sadrac Meza la invitación a dar una charla en este notable evento, comencé a identificar mis opciones.
- Podría contar anécdotas y memorias de ESEPA de antaño. ¿Quién de los que estuvieron no recuerda con aprecio a Alberto Barrientos, Juan Kessler, Guillermo Brown, el inolvidable Eugenio Green, Kevin Jezequel, Gaby Murillo, Juan Macadam, Dorothy Andrews, y tantos más. Pero para muchos en esta noche, semejantes memorias serían reliquias y semejantes personas seríamos reliquias.
- Podría navegar las aguas de la exposición bíblica. Pero mañana es domingo y ustedes estarán en sus iglesias, recibiendo—por lo menos los afortunados—lo mismo.
- Podría enviarles a sus casas con exhortaciones fervientes. Pero me falta suficiente presencia en este contexto para asegurar que mis exhortaciones sean alineadas con su realidad y su momento histórico.
- Podría contar cuentos sobre la vida de Sadrac. Pero sólo tengo cuarenta minutos …
Al final del día, como entonaba un ex-rector de ESEPA con una memorable frecuencia, mis opciones reales se reducen a una: hablarles del corazón respecto a tesoro frágil que es un seminario … que es ESEPA … en un mundo que todavía no sabe como atesorarlo suficientemente, porque no le ha tocado vivir sin él.
Permítanme dar inicio a estos pensamientos por la vida de una sencilla afirmación:
El liderazo es dificil.
Si en algo los años me han instruido, es esto: el liderazgo es difícil.
Y si el liderazgo en sí es difícil, el liderazgo espiritual trae sus dificultados muy particulares, pues lo que está en juego en cada momento es de transcendental importancia.
Y si el liderazgo espiritual es dificil, aquel ejercicio particular que llamamos ‘el liderazgo pastoral’ trae aún otros desafíos idiosincráticos.
Si de algo los años me han convencido es que el liderazgo es dificil.
A lo largo de mi confrontación personal con estas dificultades, la necesidad que más profundamente siento es doble y se puede expresar así: soy necesitado de discernimiento y de valentía.
O más concretamente: Señor, necesito discernimiento y valentía.
O, uniendo mi voz al clamor desesperado de los salmistas y otros personajes bíblicos: ¡Señor, dame discernimiento! ¡Señor, dame valentía!
En esta noche, me doy a la tarea de bendecir una familia que es muy querida de mi parte, es decir, aquella comunidad que se llama el Seminario ESEPA.
Mi acercamiento a este privilegio no consiste en decir cosas bonitas o tirar piropos, aunque uno podría hacer precisamente esto. Al contrario, la ruta que he escogido tiene unas curvas y varios ángulos. Pero aún si les llevo por sendas poco convencionales, creo que llegaremos juntos a un destino que nos habrá ayudado a apreciar con frescura la maravilla que es nuestra ESEPA.
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Hace un mes, tuve la dicha de escuchar una entrevista con una cierta Sra. Prescott, profesora de arte/pintura (pensionada) de Messiah College, institución que Pablo Mauger suele describir como ‘el centro del universo’ … aunque no es del todo claro como el Sr. Mauger llegó a semejante enfática conclusión.
La Sra. Prescott recordó a sus auditores que la Virgen María aparece en muchas pinturas, leyendo un libro. Es más, la anunciación del ángel Gabriel interrumpe la lectura de la madre de nuestro Señor (pero no suficiente para que pierda su página …)
Refleccionando sobre este fenómeno, me parece importante reconocer el instinto teológico que reside detrás de este patrón artístico repetido.
Obviamente, a la hora que el anuncio angélico se da, la Virgen María está leyendo la Biblia; más específicamente, la joven lectora tiene a mano aquel registro de los hechos del Dios de Israel que llamamos el ‘Antiguo Testamento’.
Precisamente porque María esta familiarizada con la historia de Dios con su pueblo, …
- la anunciación es una sorpresa …
- pero no esa una contradicción.
Pienso que su conocimiento de la historia de su Dios le provisiona a María tanto del discernimiento como de la valentía para articular esas famosas palabras que cambian el mundo:
Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. (Lucas 1.38)
Es más, al recibir la bendición de su pariente Elizabeth, María responde con un extenso poema que llamamos Magnificat, porque sus líneas comienzan con palabras que cada uno reconoce:
Entonces María dijo: «Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso. ¡Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen! Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y a los ricos envió vacíos. (Lucas 1:46–53 RVR95)
La Magnificat de María es una fresca declaración de los hábitos y tendencias del Dios de Israel, compuesta de trozos particularmente pertinentes de su Biblia. María no tuvo que inventar estas palabras. Ya aparecían en la Escritura de su gente. Solo le tocó hacerlas suyas y encontrar en su testimonio suficiente discernimiento y valentía para formar con sus labios ese eco de las palabras de Moisés, Isaías, Jeremías y tantos mas:
Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.
Conforme a mi propia reconstrucción del instinto teológico que respalda la imagen de María leyendo a la hora que llega Gabriel, María retoma su lectura después de que Gebri-El (‘Valiente de Dios) se ha ido.
El servicio interrumpe su lectura … María dice su sí al servicio a que Dios le ha convenido … ella vuelve a su lectura … en buena hora, ella vuelve al servicio … y así continúa el servicio sacrificial de quien el Señor llama.
Aunque la conexión les parezca extraña, creo que en la lectura de María vislumbramos la función del seminario.
Conocemos la historia de Dios con su pueblo—sus hábitos y tendencias—mediante nuestro íntimo caminar con su Palabra. Es decir, vivimos leyendo. Vivimos comprendiendo. Vivimos encontrando nuestro espacio en la historia de Dios con su pueblo y con su mundo.
Estas son ocupaciones intensas y diarias en un seminario que es digno del termino seminario.
El llamado de Dios interrumpe nuestra lectura. Encontramos en nuestra lectura el discernimiento para entender que esto viene de Dios y merece nuestro sí mientras aquello (otras prioridades, proyectos, distracciones) proviene de nuestra fantasía, nuestro entorno, o nuestra necesidad, y merece ser abandonado.
Encontramos la valentía para articular nuestro ‘heme aquí’ ante el propósito exigente de Dios en nuestra vida.
Pero nuestro momento de crisis interrumpe nuestra lectura solo por un momento, pues eventualmente, insistentemente, persistentemente, volvemos a ella. No podemos vivir sin esta lectura, sin esta fuente inagotable de conocimiento, entendimiento, y inserción en la historia de Dios.
A mi criterio, el seminario es el segundo espacio más importante donde el líder se nutre para una vida de servicio, escuchando atentamente la lectura del carácter y del propósito de Dios. La iglesia—y la inserción de la familia en ella—sigue siendo el primero. El seminario, en sus mejores momentos, es el experto en bañar el líder emergente en esta historia divina.
¿Pero qué debemos decir respecto a los líderes cristianos que con tanta fidelidad y productividad realizan sus labores sin haber estudiado nunca en un seminario? ¿Debemos aceptar la conclusión absurda que ningún pastor o líder de una comunidad cristiana debe ocupar su espacio sin haber sido ‘seminarista’?
No. Jamás.
Cuando hablamos del seminario, no estamos hablando de una credencial indispensable sino de una riqueza que se ha presentado … que se ha hecho disponible … que está a nuestro alcance.
¿En qué particularidades concretas un seminario como ESEPA se asemeja a la lectura de María? ¿En qué manera el seminario nutre el discernimiento y la valentía que el líder necesita como su pan diario?
Muchos responden a estas preguntas con respuestas que tienen que ver con la forma del seminario …
Creo que los cambios educativos y tecnológicos ya no nos permiten el lujo de definir el seminario por las formas que la constituyen en un momento dado.
Me parece mejor hablar de las funciones del seminario. Es decir, ¿qué debe ser la función del seminario en la vida de un seminarista y su comunidad.
Creo que estas funciones son cuatro:
- un brain trust (expresión anglosajona exquisita significa, literalmente, un fondo de cerebros) … una comunidad de hacedores pensantes.
- una biblioteca.
- un currículo.
- la mentoría espiritual.
Cada una de estas funciones compensa una deficiencia que sufro. Como persona y como lider …
- Necesito el acompañamiento de un brain trust, porque no pienso profundamente o creativamente …
- en aislamiento. o …
- en la práctica del activismo frenético.
El lider/pastor no nace en un seminario; nace en la iglesia.
Una de las críticas más injustas que se le puede hacer al seminario es que no produce suficientes pastores. La otra es la famosa, ‘pues no me enseñaron a hacer esto en un seminario.’ El seminario no existe para impartir todas las capacidades que a lo largo de una vida y en un contexto que cambia cada minuto. Al contrario, existe para formar un tipo de persona que seguirá aprendiendo capacidades para el resto de su vida.
La comunidad de hacedores pensantes existe para reflexionar seriamente sobre la tarea del liderazgo cristiano, constantemente inventando nuevas prácticas sobre la plataforma de un evangelio que no cambia.
- Necesito una biblioteca, porque en mi pequeña vida tengo acceso directo a un número limitado de personas sabias.
- La vasta mayoría de las personas sabias que han vivido …
- son muertas, o …
- viven lejos.
- La vasta mayoría de las personas sabias que han vivido …
- El seminario inserta al líder emergente en lo que se puede llamar ‘la Gran Conversación’, invitándole a sanarse de aquella ceguera que consiste en repetir solo lo que se sabe y que se repite en mi pequeño lugar en mi breve momento.
- Sadrac: ‘el pastor es el hombre más completo que existe … tiene que saber un poco de todo …’.
- Necesito un currículo porque no sé lo que no sé.
- un guía … mapa … croquis que representa la sabiduría acumulada de muchos año.
- Comenzamos a estudiar por que nuestra necesidad sentida nos obliga a estudiar. Pero pronto descubrimos que hay un montón de cosas que tenemos que entender que nunca hubiéramos imaginado.
- Necesito de mentoría espiritual porque me falta el discernimiento, la humildad y la valentía que necesito para ser un líder digno de ser ‘seguido’.
- La mentoría es real cuando me puede:
- acelerarme el pulso con la promesa que está plantada en mi vida.
- provocarme el dolor de entender que voy a causarle daño a personas por las que Cristo murió, si no cambio ya.
- La mentoría es real cuando me puede:
No sé que formas ESEPA y aquella constelación de iglesias que ESEPA sirve deben emplear al momento, mucho menos en el futuro sorprendente que les espera a cada momento. Pero ESEPA merece su apoyo porque cumple y aspira cumplir aún mejor estas cuatro funciones de un seminario.
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El liderazgo es dificil.
En parte su dificultad refleja una realidad que no se puede evadir: el pastor imprime su personalidad en la iglesia que sirve; el líder imprime su personalidad en la comunidad que lidera.
La iglesia tiene un fuerte interés en que sus líderes desarrollen el discernimiento y la valentía para pastorear conforme al corazón de Dios.
El seminario ESEPA es una herramienta … un recurso … para formar líderes que vale la pena seguir.
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Permítanme llegar a mi conclusión mediante unos pensamientos muy personales.
Fui formado en ESEPA y en Costa Rica.
ESEPA representa la institución y el trabajo que más he amado en mi vida. De los lugares donde he vivido, Costa Rica es el que más raíces ha echado en mi corazón … más que Pennsylvania … más que Chicago … más que California … más que Boston … más que Cambridge, Inglaterra … más que Indiana.
En Costa Rica, aprendí a usar la expresión ‘nuestra América’ con sinceridad, no como un disfraz ni con pretensiones de ser lo que no soy. Con esta pequeña nación, mantengo una gran deuda.
Con respecto al pueblo cristiano costarricense y, por qué no, latinoamericano, tengo varios sueños y ciertas preocupaciones.
- Sueño con un continente donde la efervescencia de su fe se combine con aquella astucia que solo se adquiere mediante la reflexión, los años, y a veces el sufrimiento. Me preocupo por la competencia entre movimientos espirituales que se forman alrededor de una personalidad o se justifican por el fervor de su fanaticismo.
- Sueño con un movimiento cristiano que piensa y que hace, sin pensar que las dos actividades son opciones contrarias. Me preocupo por aquel activismo que no piensa y aquel falso intelectualismo que no hace.
- Sueño con un pueblo cristiano que tome su espacio en los foros internacionales sin sentirse obligado a insistir que ‘nosotros somos diferentes’ y que a la vez ostenta sus idiosincracias como bello aporte a la gran familia cristiana. Me preocupo a veces por la frecuencia con la que el alma latinoamericana se siente ofendida o insultada en esos espacios, y que—en consecuencia—ve su aporte disminuido.
- Sueño con un pueblo cristiano que se hace presente para servir con excelencia y abnegación en todas las profesiones dignas, animado por una robusta teología de la creación. Me preocupo por el clericismo que eleva ciertas profesiones ‘espirituales’ sobre las demás.
Considero que ESEPA tiene un papel muy importante a jugar para que estos sueños se hagan realidad y estas preocupaciones se hagan irrelevantes.
ESEPA merece su apoyo para que llegue a cumplir con el propósito estratégico que le corresponde.
ESEPA refleja y aspira reflejar aún mejor esa tradición artística de María leyendo.
El conocimiento que María derivó de su lectura le permitió reconocer que Gabriel—valiente de Dios—en realidad vino de Dios.
Esa misma inserción en la vida de Dios con su pueblo le infundó a María la valentía para responder con su ‘heme aquí’.
Supongo que María volvió a su lectura, pues le quedaban por delante muchos desafíos más.
También a nosotros nos espera un mundo de oportunidades, desafíos, y—quizá—una cuota de sufrimiento.
Háganse compañeros de ESEPA para que—juntos—entremos a ese futuro con el discernimiento y la valentía que—conforme a la imagen de la joven lectura de Galilea—necesitamos.
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